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Fuente: Diario de León.es A. DOMINGO | LEÓN 14/02/2015
Gas Natural Unión Fenosa, S.L. y Energías Especiales del Alto Ulla, S.A., propietarias de los parques eólicos Espina y Peña del Gato respectivamente, tramitan la modificación de las condiciones de la declaración de impacto ambiental de ambas instalaciones con estudios de la avifauna y los potenciales efectos que sobre ésta pudieran tener el conjunto de instalaciones conocida como el nudo de Villameca, situadas en la comarcas de Cepeda, así como en Omaña y Bierzo.
Los nuevos trámites llegan después tras una lucha de años planteada por la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife) en la vía contencioso-administrativa, contra las autorizaciones concedidas por la Administración autonómica a cada parque eólico del conocido nudo, al entender que los parques son partes de un proyecto global que se autorizaron por separado en una zona de especial importancia para el urogallo cantábrico, y que está pendiente de resolución en el Tribunal Supremo.
Ambos estudios, que se encuentran en periodo de exposición pública, contemplan las afecciones que el conjunto de parques eólicos, líneas eléctricas aéreas y subestaciones que funcionan en la actualidad y también analiza las que causarían con la puesta en marcha de otros proyectos que se plantearon y cuyos promotores desistieron de llevar a cabo durante la tramitación administrativa.
Ambos informes no encuentran afecciones significativas para la aves ni para la Red Natura debido a efectos acumulativos o sinergias del conjunto de parques, subestaciones eléctricas y líneas necesarias para que la producción de energía llegue a la red de distribución.
La dinámica «anterior»
Los estudios constatan la presencia en la zona de una de las poblaciones más singulares de urogallo cantábrico, por ser la más meridional y la única que se da en un ecosistema mediterráneo y añaden que la población de urogallos «se mantiene estable» tras el inicio de la explotación de los parques, de lo que infiere que el declive de la especie es anterior a las instalaciones eólicas y también se ha producido en otros lugares en las que no existen parques. Los datos sobre «el ligero descenso» en el uso de cantaderos de la especie entre los años 2002 y 2011 indica que las comunidades de urogallo ya habían entrado en una «dinámica negativa», debido a las explotaciones mineras a cielo abierto, la presencia de líneas eléctricas aéreas, los incendios forestales e incluso actividades de recreo como la recogida de setas.
Los técnicos redactores de los estudios concluyen que los parques eólicos no han mermado la conectividad entre las poblaciones de urogallos, ni les resta superficie, porque los aerogeneradores se instalan en pistas o cortafuegos ya existentes como exigían las declaraciones de impacto ambiental ya tramitadas.
Según los informes no hay efectos significativos conjuntos ni en cuanto a ruidos, ni de colisión de las aves con aerogeneradores, apoyos y tendidos. El mayor impacto es el visual, que, sin embargo, no se considera significativo.
Los informes proponen medidas compensatorias como el seguimiento de las poblaciones, restringir accesos a los parque de Valdellín y su anexo o tratamientos silvícolas para la mejora del hábitat del Urogallo, entre otras actuaciones