ACU - Asociación para la conservación del Urogallo

El urogallo es una rara avis en Aragón. Seguramente, esta especie de gallina salvaje nunca ha sido muy numerosa en el Pirineo, su hábitat natural. Pero, durante las últimas décadas, la caza, el cambio climático y el fuerte descenso de las actividades forestales, agrícolas y ganaderas en alta montaña, entre otras causas, han reducido el número de machos de urogallo a un máximo de 80 ejemplares, según apunta Luis Tirado, responsable de SEO/Birdlife en Aragón. A finales del pasado siglo tampoco eran muchos, en torno a medio millar.

"El urogallo necesita una combinación de zonas de maleza, a base de rododendros, y bosques despejados, de esos que se pueden atravesar a pie", apunta Tirado. Sin embargo, el abandono del pastoreo y el cese de las labores de aclareo y de las sacas de madera han modificado la configuración del paisaje de las cumbres pirenaicas. Por un lado, el matorral se ha adueñado del suelo de los pinares y, por otro, estos se han vuelto más tupidos.

Con todo, la batalla por la preservación de esta especie, que se halla protegida desde 1986, no está ni mucho menos perdida. Recientemente, el Gobierno de Aragón ha aprobado el Plan de Conservación del Hábitat del Urogallo Pirenaico, que arbitra medidas para que el territorio donde se encuentran confinadas estas aves, desde los Valles Occidentales hasta la Ribagorza, recupere las condiciones adecuadas para que el Tetrao urogallus vuelva a prosperar.

"El plan es bueno, sin duda, pero habrá que esperar entre cinco y diez años para ver cómo evoluciona la población", señala Tirado. Existen antecedentes de otras especies amenazadas, como el cernícalo primilla y el quebrantahuesos, que han respondido positivamente a sus respectivos planes de recuperación.